Reseña histórica del transporte de cuidados críticos
El concepto de ambulancia ha evolucionado con el tiempo. Clásicamente se
define como un vehículo destinado al traslado de enfermos y heridos.
El nombre es de origen francés (1800-1810): ambulant, móvil (hospital) +
ance y éste a su vez proviene del latín ambulans, ambulant–participio presente
de ambulare, caminar, que se puede interpretar como caminar hacia el hospital.
También se afirma que el término fue acuñado por los Reyes Católicos de España,
Fernando e Isabel a finales del siglo XV y a ellos se le atribuye también la
introducción de las ambulancias y hospitales de campaña. El término ambulancia
aérea aplicado al traslado de pacientes en un vehículo aéreo fue utilizado por
primera vez por el visionario novelista francés Julio Verne (Robur El Conquistador).
Pero cualquiera que sea la procedencia del término, la historia de la
ambulancia se remonta a los tiempos bíblicos. En los siglos siguientes se
utilizaron hamacas, carros con hamacas y caballos con literas; hasta aquí, la
ambulancia cumplía únicamente con el propósito original de trasladar los
enfermos al hospital. Pero a fines del siglo XVIII el cirujano francés Jean
Dominique Larrey, miembro destacado de los ejércitos napoleónicos cambió el
concepto de ambulancia, al convertirla en un vehículo que trasladaba a los
médicos con su instrumental al campo de batalla; él la denominó “ambulancia
aérea” debido a que los equipos médicos trabajaban cerca de la “artillería
aérea”. Anteriormente a esta época los heridos eran trasladados atados a
caballos, mulas o camellos
Los primeros servicios de ambulancia para la atención de la población
civil se iniciaron en 1865 en Cincinnati y en 1869 en Nueva York en vehículos
tirados por caballos, pero, aunque disponían de algún equipo básico,
prácticamente se limitaban al traslado de pacientes al hospital. La primera
ambulancia motorizada se utilizó por primera vez en 1899, se trataba de un
vehículo muy pesado que avanzaba a la velocidad de unos 20 km por hora.
Los primeros traslados de combatientes por aire se hicieron a través de
globos aerostáticos durante el sitio de París por los prusianos en 1870. A
principios de la Segunda Guerra Mundial los heridos eran transportados en
ambulancias tiradas por caballos, pero más adelante los franceses adaptaron
taxis parisinos para utilizarlos en el traslado de los heridos de guerra y el
ejército de los EUA empleó vehículos Ford modelo T que permitían llevar a bordo
a los heridos en camilla y que alcanzaban velocidades hasta de 75 km por hora y
podían desplazarse en terreno de superficie irregular. El primer traslado de un
herido por ambulancia aérea fue hecho por el Servicio Aéreo Francés, que
transportó a un serbio del campo de batalla al hospital. En 1920 en la antigua Unión
Soviética se diseñó un servicio de atención prehospitalaria a domicilio.
Los australianos, en 1928, diseñaron una ambulancia aérea que contaba
con una tripulación conformada por un piloto, un médico y una enfermera, y el
vehículo tenía espacio para colocar un enfermo en camilla; el primer caso de un
civil (un paciente con peritonitis) trasladado por este medio en el Reino Unido
ocurrió en 1933.
En 1945 se diseñó el primer helicóptero Bell 30 con el que se rescató
inicialmente a dos pescadores de las aguas heladas del lago Erie. El 4 de agosto
de 1950 durante la Guerra de Corea se llevó a cabo la primera evacuación
aeromédica, utilizándose un helicóptero Bell 47. En esta guerra se estima que
se evacuaron a más de 20,000 pacientes y se reportó que la mortalidad disminuyó
a 2.5 muertes por 100 casos en comparación a 4.5 durante la Segunda Guerra
Mundial.
La experiencia adquirida durante la Guerra de Corea permitió que se
desarrollara durante la Guerra de Vietnam un sistema de evacuación muy
eficiente. Gracias a lo anterior un soldado herido podría ser evacuado y
llevado en pocos minutos a un hospital bien equipado. A finales de 1950 y
durante 1960 se inició la resucitación cardiopulmonar con respiración boca a
boca y masaje cardiaco, lo que llevó a la comunidad médica a valorar la importancia
de que sus miembros se adiestraran adecuadamente en el manejo de este tipo de
emergencias.
Y en la Unión Soviética Moiseiev publicó un artículo sobre un sistema de
atención prehospitalaria para pacientes con shock y/o falla cardiaca en 1962.
La atención prehospitalaria del paciente en estado crítico de una manera
organizada y realizada por especialistas, revolucionó el concepto que se tenía
de la ambulancia. Se convirtió de un vehículo que sólo trasportaba pacientes al
hospital más cercano a la mayor velocidad posible a una extensión de un
hospital. Se puede considerar a Pantridge como el padre de la unidad móvil de
cuidados intensivos. Él y su grupo de trabajo de un hospital de Belfast, Irlanda,
diseñaron en 1966 un sistema para la atención de pacientes con cardiopatía
isquémica a domicilio, utilizando unidades móviles terrestres con equipo
electromecánico portátil; el personal provenía de un hospital y la tripulación
estaba formada por un médico cardiólogo, una enfermera y un operador de
ambulancia. Con este sistema se proporcionaba atención especializada, rápida y
eficiente en el sitio de la escena, lo que redujo la mortalidad prehospitalaria
y el tiempo de arribo al hospital de los pacientes coronarios de manera considerable.
La nueva forma de operar de la ambulancia se extendió a todo el mundo y
con diversas modalidades, según cada país, ha permitido hacer más seguro el
traslado de los pacientes graves. A partir de entonces cambió la manera de
abordar a los pacientes atendidos fuera del hospital tendiendo como bases dos
pilares: a) la educación y entrenamiento especializado del personal a bordo de
la unidad y b) el desarrollo tecnológico para el monitoreo y apoyo de las
funciones vitales. Posteriormente se desarrolló este sistema en el resto del mundo.
En EUA se inició en 1968 y Brasil fue el primer país de América Latina en
implementar este sistema (Ianhez y Brito) en 1972.
En México la atención prehospitalaria especializada del paciente en estado
crítico se inició el 28 de marzo de 1982 tomando como base el modelo irlandés.
En los primeros años de operación el equipo humano de estas unidades estaba integrado
por un médico especialista en medicina crítica; un médico general para auxiliar
al especialista en los procedimientos de diagnóstico y tratamiento y un
paramédico para operar el vehículo y asistir a los médicos. A partir del
nacimiento de las unidades móviles de cuidados intensivos en 1966, se ha
ampliado su radio de acción: el transporte materno-fetal se inició en los años
70, la primera terapia trombolítica en 1985 y el transporte de pacientes con
ECMO fue iniciado por Kee en 1991.
Lo aprendido en los años de guerra (ambulancia aérea) se aplicó después
a la atención de pacientes civiles. Los servicios aéreos de emergencia se
empezaron a emplear en Denver en 1972 y se han desarrollado programas para
traslado para cierto tipo de enfermos, por ejemplo, pacientes con enfermedades cardiacas.
Durante los últimos años se ha mejorado la tecnología en las aeronaves: equipo aeromédico
con certificación de calidad para no interferir con los sistemas de navegación
de las aeronaves y tolerar los cambios de presión barométrica, temperatura,
ruido y vibración. Las tripulaciones aeromédicas deben tener conocimiento de la
fisiología del vuelo, conceptos médicos y operacionales de la aviación, así
como soporte básico y avanzado de la vida. Además, se utilizan escalas de
evaluación para determinar el riesgo del traslado; la escala de RAPS que tiene
su fundamento en la de APACHE II resulta apropiada para aplicarla en el
traslado de pacientes en estado crítico.
En 1926,
el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos utilizó un avión remodelado
para transportar pacientes desde Nicaragua a un hospital del ejército en
Nicaragua, a 150 millas de distancia. El uso rutinario de aviones entre
hospitales con fines militares data de la Segunda Guerra Mundial, así como de
la primera evacuación aérea de soldados estadounidenses desde el lugar donde se
lesionaban, lo que ocurrió en lo que en ese entonces era Birmania.
Sin
embargo, la misión de evacuación médica de rutina de los helicópteros
evolucionó involuntariamente durante la Guerra de Corea, en la década de los
50. Debido a que los caminos del frente de batalla de Corea eran por lo general
agrestes e indirectos, no se podía confiar en ellos para una evacuación rápida
y cuidadosa de los soldados a las unidades quirúrgicas de campaña. En cambio,
los helicópteros que se encontraban en otras misiones eran desviados para
recoger a los heridos graves y transportarlos de manera rápida y sin problemas,
por lo general de manera oportuna para prestarles atención quirúrgica que
salvara sus vidas o extremidades.
El
Ejército, que observó las ventajas de este tipo de transporte por sobre el
terrestre, comenzó rápidamente a probar helicópteros médicos especializados.
Durante el transcurso de la guerra, se evacuó a más de 22,000 soldados en
helicóptero. Se piensa que la evacuación rápida, sin problemas y las
habilidades especiales de los cirujanos al atender a cientos de pacientes
tempranamente en los hospitales de campaña contribuyeron a disminuir el índice
de mortalidad de soldados heridos y hospitalizados, en comparación con guerras
anteriores.
La Guerra
de Vietnam trajo mayor sofisticación al mismo concepto general: Evacuación
aérea rápida y sin problemas de los lesionados graves para realizarles cirugía
de campaña para estabilizarlos. Las aeronaves cambiaron, al igual que las
capacidades médicas. La atención de urgencia de campaña y la evacuación rápida
de más de 800,000 soldados disminuyó aún más la mortalidad durante la guerra.
Se
comenzó a repetir un contexto entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra de
Vietnam: Estabilizar al soldado herido de gravedad en el campo, prestar
atención avanzada en el camino y llevar al paciente a un cirujano de
traumatología calificado en menos de una hora, además de poder reducir la
extensión y el impacto de la lesión, incluidas las probabilidades de muerte.
En 1966,
la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias publica el libro blanco Accidental
Death and Disability: The Neglected Disease of Modern Society
(Muerte y Discapacidad Accidental: La Enfermedad Desatendida de la Sociedad
Moderna), que recalcó el profundo impacto de las muertes y la discapacidad que
provocan las lesiones, en especial en accidentes automovilísticos. También
detalló la falta de una respuesta coordinada ante las lesiones, incluida la
observación acerca de que “Los helicópteros que funcionan como ambulancias no
han sido adaptados para cubrir las necesidades de los civiles en tiempos de
paz”
El libro
blanco de la Academia Nacional de Ciencias contribuyó significativamente al
desarrollo del sistema moderno del servicio médico de emergencia y a su
subsistema de atención traumatológica. Su impacto se intensificó por la influencia
de las unidades militares que retornaban y de pilotos de helicópteros médicos
militares que pasaron a asumir funciones de piloto en las fuerzas de policía y
en seguridad pública. Esto condujo a la adaptación a un doble propósito de
helicópteros militares y de seguridad pública para la evacuación de civiles
lesionados, tal como el programa Asistencia Militar para la Seguridad y el
Tráfico (MAST, Military Assistance to Safety & Traffic) creado en 1970 y el
programa de aviación de la Policía Estatal de Maryland, que en marzo de 1970 se
convirtió en “el primer organismo civil en transportar en helicóptero a un
paciente con lesiones traumatológicas graves”. El primer servicio civil de
helicópteros médicos con base en un hospital se fundó en 1972 en St. Anthony’s
Hospital en Denver, Colorado.
Para
brindar una atención al paciente más sofisticada y siguiendo la orientación de Accidental
Death and Disability: The Neglected Disease of Modern Society, los
servicios médicos de emergencia tuvieron que aprender a “no hacer daño” y
aplicar esto como su primera prioridad en la atención de traumatismos. El
manejo indebido y la estabilización insuficiente de respiración, sangrado,
lesiones a la columna vertebral, huesos fracturados y lesiones internas pueden
matar o mutilar más al paciente lesionado.
Durante
las décadas de los 70 y 80, los servicios médicos de emergencia desarrollaron
la capacidad de apoyo vital básico (BLS, por sus siglas en inglés). Su
propósito no era sólo “no hacer daño”, sino que también brindar atención para
estabilizar, como técnicas para combatir la pérdida de sangre, ayudar a
respirar, inmovilizar la columna vertebral y entablillar huesos. Los técnicos
en urgencias médicas (EMT, por sus siglas en inglés) fueron y son el principal
proveedor de apoyo vital básico.
Al mismo
tiempo comenzó a desarrollarse un nivel avanzado de apoyo vital (ALS, por sus
siglas en inglés; brindado principalmente por paramédicos y técnicos en
urgencias médicas de nivel intermedio). Esto apuntó en gran parte a urgencias
médicas que posiblemente pudieran revertirse en el terreno, como paros
cardíacos o respiratorios, crisis diabéticas y reacciones alérgicas. No
obstante, los proveedores de apoyo vital avanzado también pueden estabilizar a los
pacientes lesionados en una forma similar a la forma en que lo hacían los
médicos militares. Los ejemplos de atención de apoyo vital avanzado incluyen el
reemplazo de la sangre perdida con líquido inyectado a una vena, la colocación
de un tubo para respirar en la tráquea comprometida y la reexpansión de un
neumotórax.
A medida
que el sistema de atención de salud del país sigue cambiando, la necesidad de
trasladar a pacientes médicamente inestables con enfermedades o lesiones muy
agudas y graves ha aumentado drásticamente. Se necesita personal especialmente
capacitado en la UCI para apoyar a estos pacientes con respiradores, infusiones
de varios medicamentos y controles médicos invasivos de tipo cardíaco, pulmonar
y neurológico. Los traslados a cortas distancias se realizan usando ambulancias
terrestres especialmente equipadas (conocidas como ambulancias terrestres de
cuidados intensivos), mientras que los traslados entre hospitales que se
encuentran a mayores distancias dependen de helicópteros y aeronaves de ala
fija especializados y especialmente equipados.
Los médicos
que envían al paciente y los médicos especialistas que lo reciben supervisan
estos transportes de pacientes, usando las pautas desarrolladas por la
Asociación Nacional de Médicos de Servicios Médicos de Emergencia (National
Association of EMS Physicians), la Asociación de Médicos Aeromédicos (Air
Medical Physician Association) y la Asociación de Servicios Aeromédicos
(Association of Air Medical Services).
Eduardo creo que te documentaste bien para tu investigación con toda la reseña histórica que vas enumerando y destacando paso a paso, hoy día en México hemos adoptado un modelo de atención en gran parte norteamericano por la experiencia que les a otorgado la experiencia a través de los tiempos y de las guerras.
ResponderBorrarTenemos la ventaja en el Estado de México de estar muy cerca de la la Ciudad de México y así como a evolucionado la misma urbe se a demandado también que los cuerpos de emergencias crezcan no solo en número sino también en capacitación. Lo que a desatado en muchos de nosotros buscar ser los mejores en la atención prehospitalaria tanto en unidades móviles, como en equipo medico y biomédico, hoy día podemos contar con uno de los grupos aéreos de a sido punta de lanza en materia de urgencias, respondiendo a primeros contactos, traslados interhospitalarios, rescates en áreas montañosas y apoyo a la población civil en situaciones criticas.